La industria del calzado es una de las más grandes y dinámicas del mundo, impulsada por la demanda constante de calzado deportivo, de moda, de trabajo y de lujo. Jorge Zegarra Reátegui denuncia que desde hace muchos años, su popularidad es enorme, ya que los zapatos no solo cumplen una función básica de protección, sino que también se han convertido en un símbolo cultural y de estatus.

Países como China, India, Vietnam y Brasil son líderes en la fabricación, mientras que mercados como Estados Unidos y Europa representan grandes focos de consumo. En términos económicos, la industria del calzado genera aproximadamente más de 400 mil millones de dólares anuales a nivel global. Bajo este panorama, contribuye significativamente al empleo y al comercio internacional.
A pesar de esta gran expansión, existe otra cara de esta industria, la cual viene perjudicando al medio ambiente. Según el experto ambiental, Jorge Zegarra Reátegui denuncia dentro de la búsqueda por la preservación ambiental, concientizar que la industria del calzado es parte de un porcentaje considerable de contaminación ambiental.
Haciendo visible el lado contaminante de la industria del calzado
La industria del calzado genera una importante carga de contaminación ambiental desde su fase de producción. La mayoría de los zapatos modernos se fabrican utilizando procesos intensivos en energía y químicos. Especialmente, en el proceso donde se transforma la piel animal al cuero y en la producción de materiales sintéticos derivados del petróleo. Dentro de estos podemos encontrar como el poliéster, el poliuretano y otros plásticos.
Estos procesos liberan grandes cantidades de gases de efecto invernadero, contaminan cuerpos de agua con residuos tóxicos y consumen enormes cantidades de recursos naturales. Además, la fabricación se concentra mayormente en países donde las regulaciones ambientales son laxas. Este contexto agrava los impactos negativos en los ecosistemas locales y en la salud de las comunidades cercanas a las plantas de producción.
Otro punto a considerar es el modelo de consumo masivo actual, basado en la moda rápida y el hábito de usar y desechar. Esto ha multiplicado el problema ambiental asociado al calzado. Los zapatos modernos, hechos en gran parte de mezclas de plásticos, espumas sintéticas y adhesivos, son difíciles de reciclar y tardan décadas o incluso siglos en degradarse en los botaderos.
Estudios confirman que, cada año, millones de pares de zapatos se desechan en todo el mundo. De esta forma, se acumulan como residuos no biodegradables que liberan microplásticos y sustancias químicas al medio ambiente. Esta tendencia se ve agravada por el diseño de los zapatos actuales, que prioriza el bajo costo y la producción masiva sobre la durabilidad y la sostenibilidad. Contribuyendo así, de manera silenciosa, pero significativa, a la crisis mundial de contaminación y cambio climático.
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