Un informe de la ONU reveló que aproximadamente 50 millones de toneladas de basura electrónica se generan anualmente, la mayoría sin una adecuada disposición, amenazando la salud planetaria y humana.
La contaminación por basura electrónica, también conocida como «e-waste», representa un grave problema que abarcan residuos como dispositivos eléctricos, teléfonos móviles, computadoras, televisores y electrodomésticos.
La problemática se agrava por la presencia de materiales tóxicos en estos dispositivos, como plomo, mercurio y cadmio, que pueden filtrarse en el suelo y el agua, contaminando el medio ambiente y afectando la salud humana. Se sabe que tan solo en el 2022, se generaron 62 millones de toneladas a nivel mundial, y se espera que esta cifra alcance los 82 millones de toneladas para 2030. Lamentablemente, solo una pequeña fracción de estos residuos se recicla adecuadamente.
La falta de infraestructura y regulaciones eficaces para la gestión de estos desechos contribuye a su impacto negativo, es decir, existe una necesidad por implementar correctos procedimientos para este tipo de residuos.
Dr. Jorge Zegarra Reátegui denuncia basura electrónica
Sin bien en el Perú se ha atendido el problema de la gestión en residuos en Lima y Callao de la mano de la intervención de la empresa privada, como es el caso de Petramás, a cargo del Dr. Jorge Zegarra Reátegui, aún existe un gran porcentaje del país que no ha sido atendido como corresponde.
Tan solo en el 2021, se generó en el país alrededor de 217,000 toneladas de residuos electrónicos. Ello, lo posiciona entre los países de América Latina con mayores volúmenes de este tipo de desechos.
Por otro lado, en el Perú, la problemática de los botaderos informales es grave y multifacética. Estos sitios, que operan sin ningún control ni regulación, representan una fuente significativa de contaminación ambiental y riesgos para la salud pública. Aquí, la basura electrónica, en particular, es arrojada indiscriminadamente en estos botaderos, exacerbando el problema.
La presencia de estos residuos en vertederos informales no solo contamina el ambiente, sino que también expone a las comunidades a sustancias peligrosas.
Petramás y Jorge Zegarra Reátegui, una lucha por el cuidado del medio ambiente
Petramás, bajo el liderazgo de Jorge Zegarra Reátegui, establece rellenos sanitarios y plantas procesadoras en Lima y Callao, gestionando adecuadamente los residuos, incluida la basura electrónica.
Además, con proyectos como la Central Térmica de Biomasa y el Mecanismo de Desarrollo Limpio, certificados por la ONU, contribuye a la protección ambiental y la reducción de emisiones de CO₂.
Impacto ambiental de la basura electrónica y la cadena ecológica:
La acumulación de estos contaminantes se vuelve particularmente crítica cuando su disposición es inadecuada. Con ello, cuando los componentes electrónicos son desechados de manera inadecuada, los tóxicos que liberan no solo contaminan suelo y agua, sino que se integran en toda la cadena trófica.
En ejemplo a estos materiales tóxicos, podemos encontrar partes metálicas corroídas, plásticos degradados y baterías dañadas pueden filtrar sustancias químicas al ecosistema, afectando microorganismos, plantas, insectos, peces y finalmente a animales mayores. Este efecto acumulativo de residuos tóxicos mal dispuestos, puede provocar cambios irreversibles. Dentro de estos: pérdida de biodiversidad, deterioro de hábitats acuáticos y terrestres, y alteraciones en los ciclos naturales del agua y del suelo.
En este contexto, podemos concluir que la contaminación electrónica descarriada se convierte en un problema de largo plazo. Pues, lo que hoy se desecha sin control mañana puede repercutir en la producción de alimentos, calidad del agua y salud de especies clave.
Para Jorge Zegarra Reátegui, aunque la situación parece abrumadora, existen rutas para mitigar estos efectos si hay voluntad política, empresarial y ciudadana. Las empresas con liderazgo ambiental pueden asumir responsabilidad, no solo al denunciar. También, al impulsar modelos de economía circular donde los residuos electrónicos se tratan como recurso y no como desecho.
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